El separatismo catalán lleva décadas formando un gigantesco grupo de presión a su alrededor, mediante la concesión de ingentes subvenciones a medios de comunicación e instituciones privadas. Ahora todos se quitan la careta en el contexto de la lista separatista unitaria para el 27 S


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Es bien conocida la influencia que ejercen los medios de comunicación en las sociedades democráticas; se diría que los ciudadanos, demasiado ocupados y concentrados en trabajar, consumir y pagar sus facturas carecen de tiempo para formarse una opinión fundamentada sobre los múltiples temas que involucran a una sociedad moderna, y prefieren asumir como propias las opiniones que, como si fueran el último modelo de automóvil o la última bebida espirituosa, los periodistas e «intelectuales» presentan a los ciudadanos y que éstos consumen con cierta docilidad e incluso a veces entusiasmo. En el caso de Cataluña o el País Vasco, las sectas separatistas que detentan el poder desde el comienzo de la Transición democrática, han sabido aglutinar en torno a sí a numerosos medios de comunicación dóciles, para generar eso que algunos han denominado como «pensamiento único», en este caso un pensamiento único separatista: el grueso de los medios de comunicación en Cataluña, salvando honrosas excepciones, son proseparatistas, y así se mantendrán mientras la Generalidad catalana siga nutriéndoles de ingentes cantidades de dinero público para su sostenimiento. Una verdadera tela de araña separatista envuelve a millones de españoles, fortaleciendo la constante amenaza que sufre nuestra Nación de parte de las sectas separatistas.

En el contexto actual, esos medios de comunicación han destapado el tarro de las esencias para convertir su sutil propaganda favorable a los sediciosos que buscan romper la Nación Española, pidiendo explícitamente y con el mayor descaro el voto para la lista unitaria de los separatistas Arturo Mas y Oriol Junqueras, la candidatura de Juntos por el Sí de cara a las elecciones autonómicas del 27 S. Así podrán justificarse con alegría los cientos de millones de euros invertidos en la propaganda independentista, más de 180 millones desde el año 2009, uno antes de que la Convergencia de Arturo Mas volvió a gobernar en Cataluña. Supuestamente, sólo se subvencionan aquellos medios de comunicación que sean redactados en catalán, por aquello de justificar la demagogia de promover una lengua «perseguida» [sic, bien sabemos que el español es la lengua perseguida en Cataluña] por la imposición del postizo español. Pero lo cierto es que esos «fondos de los reptiles» han servido para demoler la prensa en español y, en especial, la prensa que no ha manifestado nunca querencia por el separatismo en Cataluña, aunque tengan una considerable audiencia que justifique su sostenimiento.

Un caso curioso dentro de este entramado periodístico sedicioso lo tenemos en el Diario Ara, cuya existencia data del año 2010, hace apenas cinco años. Justo un año antes, en 2009, la Generalidad cerró El Diario de Barcelona, del que era propietaria, el periódico más antiguo del mundo escrito en español, además del más antiguo de Europa en activo: llevaba publicándose de manera ininterrumpida desde el año 1792. La Generalidad tuvo la oportunidad de reflotarlo con una pequeña dotación económica, pero precipitó su caída no otorgándole un solo euro. Un año después, regaló un millón de euros a periodistas separatistas catalanes para fundar el Diario Ara. En sus tres primeros años, el flamante medio no llegó siquiera a 30.000 ejemplares de tirada. En lugar de cortar las ayudas, la Generalidad le regaló otros dos millones y medio de euros más para los años sucesivos. El diario deportivo El Esportiu, editado por El Punt-Avui, que recibió también dos millones de euros, en este caso entre los años 2008 y 2013, apenas llega a 2.000 ejemplares de tirada; el propio El Punt-Avui jamás ha superado los 40.000 ejemplares, pero ha recibido más de 10 millones de euros en ayudas en idéntico período.

Y qué decir del antaño diario más leído en toda España, La Vanguardia Española, desde la Transición renombrado como La Vanguardia a secas, y que en tiempos (¡quién lo diría!) tuvo hasta una edición nacional. Hoy día, si no fuera por el apoyo de la Generalidad, agonizaría como proyecto empresarial: no es necesario comprarlo, pues lo regalan en los trenes de cercanías, en los autobuses, en la Universidad y cuando se aproximan elecciones o la manipulada efeméride de La Diada, prácticamente se reparte en todas las calles. Eso sí, la propaganda separatista del diario del Conde de Godó, Grande de España [sic], se realiza en español.

Así, mientras que las farmacias y otros establecimientos de primera necesidad en Cataluña llevan meses sin cobrar, los dineros fluyen generosamente hacia los bolsillos de los sediciosos para avanzar en «el proceso»: el Omnium Cultural recibió en el período que va de los años 2011 a 2013 una aportación de un millón y medio de euros, todo destinado a acrecentar el odio hacia la Nación Española, que debe ser el único concepto de «cultura» que estos sujetos entienden dentro de ese famoso «todo complejo» (el término «omnium» estaría en este caso más que justificado) que constituye la presunta «identidad cultural» catalana. Tampoco conviene olvidarse de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), cuyo tenderete permanente en el centro de Plaza de Cataluña de Barcelona, presente en el lugar desde hace ya dos largos años, debe de ser bien caro…

Otra institución separatista, aunque mucho menos conocida que las anteriormente nombradas, es el Ciemen (Centro Internacional Escarré para las Minorías Étnicas y las Naciones, en homenaje al monje sedicioso del monasterio de Montserrat Aurelio María Escarré), que en tiempos del tripartito catalán recibió más de un millón y medio de euros en ayudas, tales como los más de 170.000 euros para un estudio sobre la «legislación lingüística desde el año 1008 [sic] al 2010», o los más de 60.000 euros por los cursos de idioma kurdo, una etnia sin Estado que los sediciosos pretenden homologar de manera gratuita a la realidad catalana. En junio de 2014 el Ciemen manifestó, con una demagogia intolerable, que «no permitiremos que el Estado Español [sic] pretenda legislar en la educación del Estado Español». Pero nada importa cuando es bien sabido que el Gobierno de España es más que generoso, y a las constantes amenazas que recibe desde Cataluña, responde destinándoles el grueso del fondo de rescate autonómico para que lo sigan dilapidando en una suerte de pozo sin fondo…

Desde la Fundación Denaes hemos querido con este editorial denunciar el poderoso entramado que el separatismo catalán ha ido formando a lo largo de varias décadas, donde la corrupción ilegal que constantemente aparece en los medios de comunicación y que salpica también a Cataluña (el clan Pujol, el Palacio de la Música, etc.) ha servido y sirve para sostener la corrupción legal, mucho más dañina para la Nación Española, que supone el separatismo antiespañol: el adoctrinamiento a generaciones enteras de españoles afincados en Cataluña en una mentira y manipulación histórica constantes, con el fin de que odien a España y fomentar un caldo de cultivo apropiado para la sedición. Huelgan comentarios ulteriores sobre las medidas que ha de tomar cualquier gobierno que se precie ante semejantes acciones.

Fundación Denaes, para la Defensa de la Nación Española.