Intervención del Vicepresidente del Parlamento Europeo, Alejo Vidal-Quadras, en Palma de Mallorca el 11 de febrero de 2010 en la celebración del décimo aniversario de la fundación del Círculo Balear


Querido Presidente del Círculo Balear, queridos amigos y amigas:

Es una gran satisfacción participar una vez más en las actividades del Círculo Balear, una asociación benemérita –y nunca mejor dicho lo de benemérita que esta noche– que ha desarrollado desde su fundación hace ya una década una labor extraordinaria en defensa de los derechos y libertades de los ciudadanos de las Baleares y de todos los españoles.

Vivimos tiempos oscuros y confusos en los que hemos de invertir grandes esfuerzos, como hacen los socios del Círculo Balear, en luchar por lo obvio. Y no hay signo más alarmante en una sociedad que verse obligado a pugnar por lo evidente, a fatigarse todos los días hasta la extenuación en pelear por cosas que son simple y claramente naturales y que nadie debería poner en duda o en riesgo.

¿Es o no natural y evidente que en un Estado democrático de Derecho una familia pueda educar a sus hijos en la lengua oficial de ese Estado?
¿Es o no abrumadoramente cierto que una Nación dividida –ahora que están de moda las citas bíblicas– será destruida, y que lo mejor para todos los españoles es reforzar lo mucho que nos une y no exacerbar obsesivamente lo que nos puede separar?

¿Es o no una prueba de sensatez y buen gobierno no gastar más de lo que se ingresa?

¿Hay alguien que merezca el nombre de humano que niegue su humanidad a una criatura también humana en la etapa de su existencia en la que está más indefensa y necesita por tanto toda nuestra protección?

¿Alguien en su sano juicio se atrevería a discutir que hemos de destinar con carácter absolutamente prioritario los recursos comunes a proporcionar las mejores condiciones materiales, técnicas y de seguridad a aquellos que se juegan constantemente la piel por preservar la nuestra de asesinos y de criminales?

¿Tiene algún sentido que se aprueben normas que permiten que adolescentes de catorce o quince años puedan organizar huelgas en sus institutos de secundaria o entrar en las farmacias para poner en grave peligro su salud física y moral sin conocimiento ni autorización de sus padres?

Y la lista podría seguir sin detenerse a lo largo de esta noche, la letanía interminable de evidencias negadas, de medidas tomadas contra la lógica más elemental, de vulneraciones flagrantes de aquellos principios y valores básicos que vertebran una sociedad y la hacen viable y vivible.

Por eso, queridos amigos y amigas, hemos de movilizarnos, hemos de mantenernos despiertos y alerta y no caer en la resignación ni en la cobardía ni el escepticismo.

Hay causas, causas nobles, verdaderas, enaltecedoras y justas por las que merece la pena combatir sin desmayo y no importa que a veces este propósito implique soledad, incomprensión o dolorosos sacrificios.

En la España actual, inmersa en una crisis profunda y múltiple, una crisis que amenaza nuestro bienestar, nuestra unidad, nuestra solvencia económica y moral y nuestras instituciones, una crisis que nos arrastra imparable al espacio sombrío del fracaso o de la irrelevancia, tenemos el insoslayable deber patriótico y la obligación ética de recuperar nuestra ambición, de reencontrar nuestro rumbo y de regenerar nuestro espíritu.

Por eso hemos acudido de nuevo a la llamada del Círculo Balear para celebrar con su presidente, con sus socios, con sus muchos amigos y por supuesto con los premiados en la presente edición de sus galardones, su décimo cumpleaños.

Son entidades como el Círculo, emanadas valiente y espontáneamente del núcleo más sano y vigoroso de la sociedad civil las que necesitamos hoy más que nunca, las que nos devuelven, con su coraje y con su ejemplo, la fuerza y la esperanza.

Muchas felicidades, querido Jorge, que cumpláis muchos más al servicio de las Baleares y de España entera.