Desde la Fundación DENAES, es bien sabido, combatimos toda aquella iniciativa que vaya encaminada a la división nacional, ya sea la que establezca barreras territoriales ya la que fomente la desigualdad y discriminación entre nuestros compatriota


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El mismo día en que hemos conocido la detención de un amplio grupo de políticos del PP debido a sus cleptómano y corrupto proceder levantino, otra tierra no menos provista de representantes de «lo público» corrompidos hasta la médula por esa gran estafa poco comentada llamada EREs de Andalucía, a cuya cabeza se sitúan insignes miembros del PSOE y de lo que se da en llamar «izquierda política», hemos sabido que Podemos Andalucía quiere que sus diez diputados en el Congreso de los Diputados tengan un «reconocimiento especial» dentro del grupo de la formación en el Congreso de los Diputados. El argumento en el que se apoyan para pedir esta distinción es «el carácter de nacionalidad histórica de Andalucía, tal y como viene recogido en el Estatuto de Autonomía de Andalucía».

No resulta en absoluto sorprendente la petición de esta facción podemita si, como venimos diciendo desde hace tiempo, la propia estructura que configura Podemos es la que ya está apuntada en la Constitución de 1978 de la que ellos son los aspirantes a la realización de los planes distáxicos que de forma medida se introdujeron en la Carta Magna elaborada en el tardofranquismo por algunos de sus más refinados productos. Podemos, en definitiva, supone la quintaesencia, sépanlo o no los circunspectos profesores de Somosaguas, de ese régimen que ya tiene más recorrido histórico que aquel del que derivó, transición mediante.

Tampoco ha de extrañar que, como reflejo a las ansias balcanizantes de algunas regiones españoles, para cuya consecución final, en un uso consentido del chantaje político, han conseguido importantes prebendas, en Andalucía haya prendido la llama del nacionalismo secesionista moderado, de momento. No hemos de olvidar, en este aspecto, la obsesión que las sectas secesionistas tienen con la Historia, convenientemente manipulada para ser convertida en una papilla ideológica distribuida en las aulas en las que se forma el futuro votante. Porque si de raíces históricas se trata ¿Cómo ignorar que Granada, un territorio más amplio que la actual provincia, fue conquistada –esa toma de la que tanto reniegan los podemitas- en 1492?. La propuesta diferenciadora manifestada por los representantes de la bandera blanquiverde, bien puede reivindicar, en flagrante actitud propia del Antiguo Régimen, esas raíces históricas del mismo modo, o aún con más solvencia, que otros lo hacen con sus terruños.

Ocurre, no obstante, que el caso andaluz añade ciertas peculiaridades que pueden hacer chocante la iniciativa. Por un lado, ya desde el lejano Romanticismo, los viajeros que nos visitaron, tan curiosos como impertinentes y ávidos de exotismo, llevaron a cabo una burda identificación de lo español con lo andaluz, creando un arquetipo que tanto desagradó, por ejemplo, a los primeros catalanistas, asqueados por el flamenquismo que comenzaba a impregnar sus tierras. Esta identificación, que tanto juego ha dado a artes como la pintura o el cine –recuerde el lector a Romero de Torres o la película Bienvenido Mr. Marsall- ha persistido largamente hasta hacer inconcebible para muchos la idea de una Andalucía no española, no españolista, inclusive.
Mal hará sin embargo el lector en descartar análisis más finos emparentados con algunos aspectos de aquel viejo pintoresquismo. En efecto, personajes como Gautier buscaron lo oriental, orientalismo que en forma de reliquias, persistió en el paisaje andaluz hasta llevar a individuos como Blas Infante, a construir un nacionalismo a imagen y semejanza de los ya operativos a principios del siglo XX cuyas raíces serían que ahondaban en el sustrato islámico. En efecto, el musulmán Infante aglutinaría en Ronda a un conjunto de hombres de la política y la cultura en torno a los cuales quiso que cristalizaran sus ideales. El símbolo de aquel movimiento tomaría el verde omeya.

Desde la Fundación DENAES, es bien sabido, combatimos toda aquella iniciativa que vaya encaminada a la división nacional, ya sea la que establezca barreras territoriales ya la que fomente la desigualdad y discriminación entre nuestros compatriotas. Por esta razón nos oponemos a que en las instituciones nacionales se admita cualquier iniciativa particularista como la que acabamos de someter a crítica.

Fundación DENAES, para la Defensa de la Nación española