Las diferentes cartas que enviaron Arturo Mas y otros sediciosos catalanes a presidentes de diversos países, para lograr el reconocimiento internacional al proceso separatista en Cataluña, no han conocido más destino que la devolución o el silencio


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En estos años de constante huida hacia delante del separatismo catalán comandado por Arturo Mas, uno de los argumentos estrella utilizados por el Gobierno de España era la ausencia de reconocimiento por parte de la Unión Europea a semejante proceso, así como su futurible resultado en forma de República Catalana independiente. El «Cataluña se quedará fuera de la Unión Europea» se convirtió casi en consigna por parte de todos los miembros del gobierno popular de Mariano Rajoy, prueba de que sin un reconocimiento de terceros países cercanos al entorno español sería imposible ningún tipo de independencia catalana.

Pese a que semejante argumento no hacía sino demostrar que la soberanía española cuenta prácticamente nada en el asunto, una vez aceptada la presencia dentro de la Unión Europea como algo por encima de cualquier «egoísmo nacional», había algo de razón en la consigna: sin un reconocimiento internacional de terceros países, principalmente de los países con más peso en la Unión Europea, como Francia o Alemania, así como de Estados Unidos, era una absoluta quimera plantearse siquiera el proceso de «construcción nacional» vía «desconexión», como realizaron sin ningún éxito el pasado 9 de Noviembre en el Parlamento Catalán.

Por eso mismo, ha de considerarse una noticia muy sintomática al respecto que ninguno de los mandatarios internacionales a los que Arturo Mas y Carmen Forcadell, entre otros notorios separatistas catalanes, enviaron diversas misivas instándoles a reconocer a la Cataluña independiente, haya respondido más que con el silencio, cuando no con una declaración informal ante los medios en la que se afirma que nadie está dispuesto a reconocer semejante fábula de nación fraccionaria. Sin embargo, la respuesta más llamativa tuvo lugar en Méjico, donde el Presidente del país con mayor número de hispanohablantes en el mundo, Enrique Peña Nieto, no sólo no respondió a tan ridículas cartas, sino que además mandó que le fueran devueltas a sus remitentes. Es decir, ni siquiera las autoridades mejicanas tomaron en consideración la disparatada propuesta de Arturo Mas y adláteres. Como le sucedía al coronel de la famosa novela de Gabriel García Márquez, Arturo Mas no tiene quien le escriba…

Se agrava la vergüenza para los sediciosos al hacer pública la Embajada de Méjico en España que no fue una sola carta la que, firmada por Carmen Forcadell, se le envió al Presidente Peña Nieto para instarle al reconocimiento de una Cataluña independiente. No: previamente se le enviaron además varias misivas en inglés [¡sic!], en este caso firmadas por Arturo Mas, la última fechada el 17 de Septiembre, así como un memorándum en favor de la independencia de Cataluña, donde se explicaba todo el proceso a seguir y se pedía el apoyo de la legación diplomática mejicana al «proceso». Todas ellas fueron igualmente devueltas por la embajadora mejicana en España, Roberta Lajous.

No puede resultar más ridículo que estos sediciosos, en sus ansias por dejar de ser españoles, asuman el inglés como nueva «lengua vehicular» de sus delirios. Y más aún cuando su interlocutor habla y lee perfectamente en español, por el hecho de que fue precisamente España quien llevó a este país americano la lengua española, que con tanto orgullo utilizan hoy en el mundo más de 400 millones de personas. Obviamente, Arturo Mas debió de redactar una misiva genérica para distintos presidentes de países de todo el mundo, y para ganar tiempo la dejó escrita en inglés, para que todos los mandatarios mundiales pudieran conocer la buena nueva de la «desconexión» que pretendían hacer tras la declaración definitiva del 9 de Noviembre pasado.

No obstante, les queda un pequeño consuelo a Forcadell y a Mas: la embajadora Roberta Lajous se dignó al menos a abrir la carta remitida por la flamante Presidenta del Parlamento Catalán, optando tras terminar la lectura por volver a meterla en el sobre y enviarla de vuelta a la sede parlamentaria catalana. Nadie se ha creído la presunta situación en la que, afirman los separatistas, está amenazada hasta la propia lengua catalana. Pero quién puede creerse semejantes bulos cuando los denunciantes utilizan un perfecto español y el inglés como auxiliar, prescindiendo de esa misma lengua vernácula que dicen abanderar contra su persecución…

Desde la Fundación Denaes consideramos semejante rechazo como una prueba de la inanidad de todo el proceso separatista que ha quedado varado recientemente, así como la constatación de una realidad tozuda que los propios separatistas reconocen, aunque sea de extravagante manera: si Cataluña acaba rompiendo todo tipo de lazos con la Nación Española, ello no servirá para que surja una nación con identidad propia y diferenciada, sino que el engendro resultante tendrá que adscribirse a otro bloque cultural e idiomático diferente para poder seguir existiendo. Probablemente, al de la lengua inglesa que Arturo Mas utilizó, en una surrealista llamada, para ponerse en contacto con una legación diplomática de un país que hace de la lengua española su principal bandera en el mundo.

Fundación Denaes, para la Defensa de la Nación Española.