Artistas o «los que se dedican a la cultura» firman un manifiesto en el que muestran su alarma ante la posible disgregación de las fuerzas nacidas tras el 15 M


El arranque de este caluroso mes de julio ha permitido, con las escaramuzas griegas como telón de fondo siempre presidido, no lo olvidemos, por la bandera nacional de Grecia, la emergencia de varios de esos así llamados frentes populares. Es decir, de aquellas facciones de inequívocos objetivos políticos que tienen como mascarón de proa a célebres rostros de populares sujetos que dicen representar a ese confuso colectivo que cae bajo el rótulo «sociedad civil».

Por un lado, la prensa ha divulgado un macarrónico manifiesto que viene acompañado por un pintoresco y heterogéneo conjunto de firmas de gentes que se identifican como «los que nos dedicamos a la cultura» (sic). En el breve texto, tan preclaros analistas políticos –Alberto San Juan, Eva Hache o La Shica han estampado sus firmas-, ávidos de «aire fresco», muestran su alarma ante la posible disgregación de las fuerzas, políticas insistimos, nacidas tras el 15 M, en las cuales tienen depositada su inquebrantable fe en un escatológico final del bipartidismo, situación política que atormenta a los cultos firmantes del manifiesto titulado Mover ficha por la unidad popular, en el cual, huelga decirlo, no encontrará el lector la palabra España.

La ficha que tratan de mover los firmantes, es evidente, no es otra que la del Partido Popular, verdadera obsesión para estos abnegados abajo firmantes tan diferentes, dada su condición económica y sus ocupaciones, a la mayor parte de ese pueblo al que se arrogan el derecho de representar en documentos de este tipo.

Sin embargo, estos ardorosos defensores del pueblo, nunca han movido ficha alguna en relación con las políticas disolventes precisamente de los derechos de su amado pueblo. Políticas que crean verdaderas fronteras internas vinculadas, ay, a unos componentes de la cultura inscrita tan fundamentales como es el uso de la lengua común a todos los españoles. No cabe duda de que, concentrados en su dedicación a la cultura, los abajo firmantes han sufrido una miopía tal que les impide percibir semejante problema. Aureolados por el Mito de la Cultura, tales barreras les parecerán pequeñeces, razón por la cual no habrán reparado en la escenificación que los sediciosos Mas y Junqueras, caudillos de las sectas catalanistas, han realizado en las últimas horas.
Sediciosos manifiestos, los dos representantes de dos facciones catalanistas antes enfrentadas y hogaño unidas por su visceral y secular hispanofobia, han hecho público un principio de acuerdo, que los abajo firmantes no osarán criticar, para concurrir juntos a las elecciones regionales del 27 de septiembre que se plantean, desde sus posiciones, como una suerte de referéndum que, de ganarse, podría suponer la ruptura de Cataluña con España, o lo que es lo mismo, el robo de parte de unos españoles al conjunto de la nación.

En definitiva, la nueva estrategia, al frente de la cual también se pretende poner como señuelo a destacadas figuras de las sociedad civil, catalanista claro, que se conocerán en breve, es la reedición de lo que desde los últimos años, especialmente a partir del repugnante Pacto del Tinell para el cual fue decisivo el PSOE, estamos padeciendo.

El reto rebrota, y Rajoy tendrá que enfrentarlo de forma inteligente, pues ya se ha conocido la idea que maneja el PSOE, una España federal que garantizaría la desigualdad de los españoles, aumentando los privilegios de aquellas regiones que históricamente han gozado de ellos.
Desde la Fundación Denaes no podemos sino rechazar ambas estrategias al tiempo que reclamamos la emergencia, desde la sociedad civil o desde cualquier otro origen, de figuras y grupos que luchen por lo verdaderamente popular, España, fuente y garantía de derechos civiles.

Fundación Denaes, para la defensa de la Nación española