Un acto tan normal y lógico como que una fragata española atraque en un puerto español como Gecho, es considerado por una suerte de españoles enajenados en el delirio separatista en un acto colonialista y opresor


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El pasado viernes, en torno a la una de la tarde, la fragata de la Armada Española «Blas de Lezo» atracó en el puerto vizcaíno de Gecho, retirándose del lugar ayer domingo. El objeto de su visita no era otro que participar en un acto solemne presidido por el Ministro de Defensa del Gobierno de España, Pedro Morenés, donde le fue entregada una bandera de combate, enseña confeccionada y ofrecida por el Real Club Marítimo del Abra y Real Sporting Club a través de la madrina de la ceremonia, Ana de Francia, duquesa de Calabria.

Sin embargo, lo que fue la llegada del buque de la armada al puerto vasco se convirtió en un acto político protagonizado por las más nauseabundas sectas antiespañolas: dentro del importante despliegue policial tanto en la mar como en tierra y cielo, la embarcación fue recibida por alrededor de medio centenar de personas que, portando diversas pancartas donde se tildaba a los soldados españoles de «Colonialistas fuera de Euskal Herria», proferían al mismo tiempo los gritos de «Que se vayan» y «Asesinos». Como respuesta, algunas personas espontáneas, protegidas por policías y militares camuflados, insultaban a los manifestantes y daban constantes vivas a España.

Diarios que sirven de portavoz al delirio separatista, como Gara, describen con su habitual tono tétrico y asqueado la llegada del buque de nuestra armada al puerto: rodeado por una patrullera y varias lanchas Zodiac de la Guardia Civil, además de otras embarcaciones que lucían la bandera española para disgusto de los separatistas, los periodistas imbuidos en este delirio interpretan de forma no menos surrealista que la visita es una iniciativa de ciertos sectores de lo que en su seudolenguaje denominan como «oligarquía vasca» que aún no están involucrados de lleno en el separatismo. El acto de protesta, organizado por el colectivo separatista vasco Algortatik Hanka, reivindicaba la salida de los presuntos cuerpos represivos que constituyen las fuerzas y cuerpos de seguridad de la Nación Española en el País Vasco.

Precisamente, ésos a los que denominan estos españoles sediciosos como «cuerpos represivos», esto es, la Guardia Civil, la Policía Nacional y los militares, así como la Ertzainza, han sido víctimas principales de la violencia terrorista de ETA, que ha segado las vidas de muchos de sus compañeros y a los que estos imberbes y manifestantes apoyan explícitamente con todo tipo de ridículas pancartas. No conviene olvidar tampoco que Javier Arzalluz, durante mucho tiempo secretario general del Partido Nacionalista Vasco, que decía «recoger las nueces» que caían tras la previa «sacudida del árbol» que realizaba ETA con sus macabros crímenes, explotaba su proverbial demagogia cada vez que algún cuerpo de nuestro ejército realizaba maniobras militares en el País Vasco, señalando que España pretendía invadirles. Todo un ejemplo de cómo el separatismo antiespañol desprecia a los cuerpos y fuerzas de seguridad de nuestra Nación tildándolos de opresores, invasores, cipayos y otros epítetos similares.

Precisamente, el nombre de Blas de Lezo, ilustre marino nacido en la vecina localidad guipuzcoana de Pasajes, es una buena muestra de que los vascos han protagonizado las más brillantes páginas de la Historia de España, en este caso la gloriosa victoria que comandó en 1741, cuando la ciudad de Cartagena de Indias derrotó a la poderosa escuadra británica que pretendía conquistarla. Un marino que recientemente ha recibido el homenaje que merecía y que durante siglos se le negó, en forma de sendas estatuas inauguradas en Cádiz y Madrid, ejemplo de que su condición de vasco jamás podrá ser usurpada por quienes, envueltos en un delirio ideológico desde el que se consideran miembros de una ancestral nación oprimida por España, pretenden el descuartizamiento de la patria por la que el héroe de Pasajes entregó sus mejores esfuerzos y también lo que le quedaba de vida. Un Blas de Lezo también menospreciado por los separatistas catalanes, que por haber participado en varias refriegas en Barcelona en el contexto de la Guerra de Sucesión Española en el bando de los Borbones, es igualmente considerado invasor y opresor del pueblo catalán.

Desde la Fundación Denaes destacamos que el Gobierno de la Nación Española haya tenido a bien realizar este acto de entrega de una bandera de combate a una de nuestras embarcaciones en el País Vasco, sin complejo alguno. Una fragata además caracterizada con el nombre de un personaje fundamental de nuestra Historia, el marino vasco Blas de Lezo, toda una sonora refutación para quienes andan envueltos en delirios ideológicos que consideran a los vascos una suerte de etnia totalmente ajena a los españoles desde la noche de los tiempos, y que, en lugar de valorar positivamente su pertenencia a la Nación Española, consideran que ha malvivido y malvivirá oprimida hasta que logre alcanzar su independencia como nación.

Fundación Denaes, para la Defensa de la Nación Española.