Aparte de la ruina económica y desgobierno que suponen la presencia de unos sediciosos en el gobierno de una parte de la Nación Española, la verdadera quiebra del separatismo se percibe al nivel de una ideología que, literalmente, «huele mal».


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Ya ha dejado de ser noticia la constante escalada de deuda que acumulan las autonomías de la Nación Española desde hace muchos años, todo un rotundo mentís contra un gobierno que pese a todo es llamado despectiva e indocumentadamente el gobierno de los recortes: desde el año 2011 hasta la actualidad, las autonomías han alcanzado un techo histórico de endeudamiento, donde el verdadero Rey Sol es, como no puede ser de otra manera, la Cataluña de Arturo Mas, que a través de su portavoz Francisco Homs ha manifestado que carece de liquidez y en consecuencia no podrá hacer frente a los pagos de mayo y junio sin una nueva remesa de fondos públicos provenientes del tan odiado Madrid, todo ello como siempre a interés del cero por ciento.

Pese a estas cínicas manifestaciones, el gobierno sedicioso de Cataluña ha entregado recidentemente más de siete millones de euros a varios medios de comunicación para que adoctrinen al resto de mortales sobre las bondades que supondrá romper la Nación Española formando una nación catalana independiente, aparte de abrir nuevas «embajadas» en el extranjero de esa nación que siempre está a punto de nacer pero no acaba de ver la luz. Así que estas «tensiones de tesorería extremas», como las califica eufemísticamente Homs, no provienen más que del desgobierno separatista, orientado por completo a su construcción nacional y dejando de lado cualquier otro tipo de política social, que al fin y al cabo carece de sentido fuera del marco de la Nación Española: ¿qué importancia tendría que la Generalidad catalana presumiera de sus logros en ayudas a colectivos necesitados, si la Nación que permite el cauce de tales políticas desaparece como tal, y Cataluña es condenada a ser una suerte de Kosovo o Albania de Europa occidental, una verdadera comunidad flotante destinada a ser absorbida por la Europa de los Pueblos?

Todos estos dislates manifestados en la comparecencia del portavoz estuvieron jalonados por un mensaje de fondo: todo es culpa de la política de «asfixia» del gobierno central, al mismo al que sin embargo no tardó en pedir expresamente ayuda mediante gestiones ante el Ministerio de Hacienda y Administraciones públicas. Más de la mitad del Fondo de Liquidez Autonómico y del nuevo fondo social han sido deglutidos por ese pozo sin fondo que es el separatismo catalán, un verdadero movimiento de sediciosos con el repugnante objetivo de destruir la nación más antigua de Europa, para formar una nación ridícula y condenada a una verdadera quiebra histórica.

Pero esta quiebra económica no sería posible sin una articulación ideológico-política que es la que conduce a malgastar y derrochar todo el dinero posible con el objetivo de sufragar la independencia, cuyo valor para Mas y compañía es sin duda incalculable y por el que vale la pena esperar todo lo que haga falta. Mientras tanto, es cuestión de conseguir apoyos a cada cual más extravagante, como el de la ya famosa monja de origen argentino Sor Lucía Caram, que en la campaña electoral del 24 M manifestó públicamente su amor por Arturo Mas y apoyó la candidatura del convergente Javier Trías a la alcaldía de Barcelona. Debe andar muy decepcionada la monja dominica tras el triunfo electoral en la ciudad condal de la independiente Ada Colau, puesto que en esta carrera de fondo entre partidos separatistas no se ve con buenos ojos que aparezcan intrusos como la citada Colau o la monja benedictina Teresa Forcades, que ha manifestado su intención de presentar candidatura a las elecciones catalanas del próximo 27 de Septiembre.

Esta eclosión de religiosas dentro del fenómeno sedicioso antiespañol en Cataluña no es para nada casual, pues es bien sabido que las bases doctrinales de este delirio ideológico se forjaron en el entorno del Monasterio de Montserrat, y que incluso hasta fecha muy reciente muchos de sus miembros han estado vinculados al entorno de los partidos separatistas más radicales. Así, Jorge Vila-Abadal y Vilaplana, hijo de un fundador del partido nacionalista Unión Democratica de Cataluña, fue monje de Montserrat entre 1946 y 1968; una vez secularizado, se dedicó a la psiquiatría y afirma en sus Memorias que ingresó en el monasterio porque para los separatistas tanto la Moreneta como el enclave montañoso simbolizaban la identidad de una Cataluña alejada de las malévolas garras del monstruoso «Estado Español»; frente a los benedictinos moderados del monasterio, los monjes separatistas acabaron escindiéndose y colgando los hábitos, en sintonía con la Teología de la Liberación de la época, la misma en la que son las obras desprovistas de fe las que provocan la redención. En este caso, para Jorge Vila-Abadal, las obras orientadas a la escisión de Cataluña para que deje de ser parte de la Nación Española…

Desde la Fundación Denaes traemos nuevamente a todos nuestros lectores el verdadero significado de la palabra «quiebra» en el separatismo; una quiebra que va mucho más allá de los parámetros monetarios, y que está identificada con su forma de corrupción ideológica, un verdadero delirio por el que estos adocenados sujetos invierten ingentes cantidades de dinero público en una brutal inmersión lingüística en una lengua ridícula y vernácula como el catalán, para alejar a los catalanes del ámbito de la universal lengua española, así como en otras instituciones que promueven el mensaje sedicioso. Huelga decir que el Gobierno de la Nación ha de suspender todo tipo de ayudas a una Generalidad que ha demostrado su firme voluntad de continuar en su huida hacia delante, que por el momento no ha logrado la secesión efectiva de Cataluña, pero cuyos resultados, por corruptos, huelen verdaderamente mal.

Fundación Denaes, para la Defensa de la Nación Española.