El fenómeno separatista catalán, tras el seudorreferéndum del 9 N, ha caído en tal espiral de ridiculez que ya no se sabe si aboga por una nación de carácter político, étnico o biológico, o si su identidad futura será catalana o musulmana


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Ha bastado una reciente columna del periodista del diario La Razón, Alfonso Ussía, escrita en lengua árabe salvo su título, jugoso de por sí («El porvenir de una Cataluña independiente redactado con notable esfuerzo en el idioma catalán del inmediato futuro dedicado con simpatía a Mas, Forcadell, Junqueras, Colom y Rahola con gato o sin gato»), para que toda la caverna antiespañola y sus cómplices «progresistas» (verdaderos traidores a España), hayan puesto el grito en el cielo, acusando sin haber leído la columna (lógicamente, no saben árabe) a Ussía de insultar a musulmanes y catalanes, de xenófobo e irrespetuoso con los honrados separatistas. Por supuesto, le han situado como defensor de la tesis que vincula al yihadismo con el separatismo, a propósito de la relación de la fundación Nous Catalans, que dirige Ángel Colom y vinculada a Convergencia Democrática de Cataluña, con el yihadismo y las recientes detenciones de yihadistas en Barcelona.

El artículo, ilustrado con una embarcación de dos remos que tienen pintada en cada extremo la bandera catalana, la «señera», y cuya quilla está adornada con los habituales motivos geométricos del iconoclasta arte musulmán, hace inequívoca referencia a una Cataluña llevada cual nave por sus brillantes próceres con el doble impulso independendista (CiU y ERC), pero cuyo cuerpo es ya musulmán a todos los efectos. Esto es, una Cataluña independiente, pero ahora musulmana, como si de una taifa medieval se tratase. Y es que tal es la necedad de los políticos separatistas catalanes, que para dejar de lado todo lo que tenga que ver con España en Cataluña, hasta el más mínimo rastro de identidad española, no dudan en abrazarse al más radical yihadismo y a la religión más opuesta a los estándares de vida «europeos» de los que tanto presumen que mantendrán siendo independientes: el Islam. De hecho, el año 2012 no sólo el citado Ángel Colom, sino también el miembro de la Mesa del Parlamento Catalán, José Rull y Nouredinne Ziani, por aquellas fechas presidente de la Unión de Centros Culturales Islámicos de Cataluña (UCCIC), hoy expulsado de España por sus vínculos con el yihadismo, ejercieron de anfitriones de varios musulmanes radicales que compartieron nociones de soberanismo y de Islam en la institución autonómica catalana. Como se ve, ninguna relación hay entre el Islam y el separatismo catalán…

Pero a la confusa identidad de la Cataluña que ha de venir, que ya no se sabe si será musulmana o cristiana, hay que añadir la definición de qué tipo de nación será esa Cataluña liberada de la «cárcel de pueblos» española. Precisamente este sábado tuvo lugar en la Plaza del Born de Barcelona, donde algunas de las figuras separatistas más destacadas, como Carmen Forcadell o Joel Joan, literalmente se «plantaron» en macetas formando una silueta de las regiones donde se habla catalán. Semejante iniciativa, promovida por la Plataforma por la Lengua y otras numerosas entidades separatistas, pretende así reivindicar el catalán como lengua común de «su país» y, en el colmo del delirio, como «vertebradora de la diversidad lingüística» (¿cómo va a vertebrar diversidad lingüística alguna una lengua que se impone por encima de la lengua española, la común de toda España?).

Al margen de la extravagancia del acto, de tales confusas ideas cabe concluir que los separatistas catalanes (salvo que les consideremos literalmente vegetales, y biológicamente «nacidos» de la tierra como las plantas que ejemplifican) defienden una suerte de nación étnica, donde no es la identidad política, la ciudadanía, el elemento vertebrador, sino una lengua regional que define a los nacidos en Cataluña, a los que están arraigados en su terruño, aunque tal territorio no pase de ser la minúscula extensión de la tierra de su maceta. Pero es que ni siquiera los catalanes pueden presumir, salvo que los consideremos unos mentirosos redomados, de ser una nación étnica, puesto que mucho más de la mitad de los actuales catalanes, por efecto del desarrollo industrial de esta región española, son familiares de extremeños, andaluces, murcianos y otros lugares de España, teniendo como lengua materna en consecuencia el español, la misma que, salvo excepciones rarísimas, entienden todos los catalanes por ser ciudadanos de la Nación política Española.

Desde la Fundación Denaes hemos de destacar los extravagantes delirios en los que caen los separatistas catalanes, personajes que, si no fuera por el poder que se les ha otorgado en el contexto de nuestro régimen constitucional, no merecerían sino lástima por las ridículas ideas que defienden. Sin embargo, en el contexto de amenaza a la unidad e identidad de España que supone su delirante ideología, es necesario neutralizar no sólo sus acciones de negación de lo español, sino a sus peligrosos colaboradores, entre los que se encuentran nada menos que los peligrosos yihadistas musulmanes.

Fundación Denaes, para la Defensa de la Nación Española.