Los separatismos antiespañoles, pese a circunscribirse en sus proyectos de futuro al robo de una parte de la Nación Española, no dudan en aprovechar, dentro de la solidaridad que caracteriza a los enemigos de la Nación Española, las facilidades que otorgan verdaderos delirios ideológicos como el indigenismo que asola Nuestra América o el Islam que confía en globalizar la fe de Mahoma


Son por desgracia habituales los casos en que los enemigos de nuestra Nación estrechan lazos solidarios frente a España. Esta misma semana comentamos el hecho de la cobertura que desde Venezuela se proporciona a la causa del separatismo vasco, bajo la ideología común del indigenismo que considera tanto a los hispanoamericanos como a los vascos bajo la condición de pueblos oprimidos por España que, en virtud de su característica negrolegendaria de «carcel de pueblos», habría incluso negado su primigenia y sagrada identidad cultural. Todo ello, por supuesto, expresado en español, para que la causa delirante que todos ellos enarbolan se muestre en todo su cinismo aprovechando las bases que esa malvada España constituyó tras siglos de presencia en América, con su mayor legado, la lengua española, un instrumento de comunicación global al servicio de ridículas causas locales.

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De hecho, el pasado Domingo de Resurrección las sectas antiespañolas radicadas en el País Vasco, así como un buen número de estos españoles enajenados por el separatismo que residen en otros lugares del mundo (como Venezuela), festejaron el Aberri Eguna, cuyo origen remontan al momento cuasi místico en que el fundador de esa repulsiva ideología supremacista, Sabino Arana, «descubrió» que era vasco y no español. Los separatistas vascos celebran así el comienzo de su ideología alucinatoria, una de cuyas derivaciones más radicales, ETA, ha provocado cerca de un millar de muertos, bajo la pretensión de que los vascos son los poseedores de un tesoro sin igual: el eusquera, la verdadera «lengua del paraíso».

Pero no sólo los delirios de los «españoles de ambos hemisferios», a ambos lados del Atlántico, son motivo de preocupación para quienes abanderamos la causa de la defensa de la Nación Española. No menos preocupante es que otra amenaza que se cierne sobre nuestra Nación, la del separatismo catalán, lleva desde hace mucho tiempo estrechando lazos con el Islam más radical, ese que, como señaló Bin Laden, ha puesto sus miras en la recuperación de Al Andalus, esto es, lo que hoy constituye la Nación Española que se formó precisamente en su lucha contra el Islam que había invadido la Península Ibérica.

Así, la reciente detención de varios yihadistas en Barcelona ha destapado sus vínculos con el separatismo catalán. Tal es el caso de la Fundación Nous Catalans, que conectó con sujetos muy cercanos al salafismo y al yihadismo; concretamente, uno de ellos fue expulsado de España por ser considerado una amenaza para la seguridad nacional. Es bien sabido que los partidos separatistas, mientras han gobernado en Cataluña tanto a nivel autonómico como municipal, han sido muy selectivos con la ola migratoria que ha vivido España durante varias décadas, frenando la inmigración hispanoamericana y alentando de múltiples formas la de origen musulmán. Seguramente pensaron que así sería más fácil realizar la tan ansiada inmersión lingüística en catalán, puesto que la lengua materna de los hispanoamericanos, el español, es lo suficientemente potente como para rechazar la ridiculez del vernáculo idioma catalán, mientras que un musulmán no tendría más remedio que aprender catalán para arraigarse en el lugar.

Pero el servilismo de estas sediciosas sectas antiespañolas, que pretenden robarnos Cataluña a todos los españoles, es tal que incluso después de prohibir la tauromaquia en Cataluña, únicamente por ser una institución española (un rasgo constitutivo de lo español, pensarán en su delirio que ve esencias culturales inmutables por doquier), pretenden que la antigua Plaza Monumental de Barcelona sea convertida en mezquita. Otra más que añadir a la poblada lista de instituciones musulmanas existentes en Cataluña, para predicar tanto la fe de Mahoma como la obligación de lugar y resistir contra el infiel cristiano, esto es, la yihad.

Desde la Fundación Denaes hemos de ver con preocupación esta querencia de los separatismos antiespañoles por apoyarse en ideologías cuyo carácter global no es menor que su condición de delirios objetivos, tanto en el caso del indigenismo que pretende renegar de la obra de España en América usando precisamente del instrumento de la lengua española para su difusión, como del islamismo que proclama como ideal de vida la yihad contra el infiel cristiano, al tiempo que aprovecha las facilidades y ayudas que las «corrompidas» sociedades cristianas les conceden tan alegremente para sostener su guerra santa. Tal es el grado de enajenación que estos españoles desafectos han alcanzado, que para dejar de ser españoles no dudan en adoptar formas tan aversivas como los citados indigenismo e islamismo, menospreciando la amenaza que se les viene encima, la obligación de luchar y resistir contra el infiel cristiano, esto es, la yihad

Fundación Denaes, para la Defensa de la Nación Española.