Dentro de la numerosa lista de enemigos de la Nación Española los hay tanto externos como internos, pero ambos tipo de antagonistas coinciden tanto en sus delirios ideológicos negrolegendarios como en su solidaridad frente a España


Nuestros lectores conocen sobradamente las amenazas que a diario vierten los enemigos de la Nación Española, muchos de ellos españoles desafectos que militan en sectas separatistas antiespañolas. En este sentido, muchas de las amenazas formales que postulan los separatistas, coinciden en el discurso ideológico con un partido político surgido recientemente, Podemos, cuyo ascenso meteórico da miedo tanto a miembros de la clase política como a ciudadanos de a pié, advirtiendo de la posibilidad de sufrir el mismo caos y desastre que la Venezuela de Hugo Chávez y su continuador, Nicolás Maduro, en caso de que las huestes de Pablo Iglesias lleguen a ocupar La Moncloa.

Sin embargo, lejos de sostener que Podemos es un artefacto fundado por Venezuela para destruir España, pensamos que la influencia es en este caso a la inversa: los líderes de Podemos, tales como Juan Carlos Monedero o Pablo Iglesias, profesores de «Ciencias Políticas», han estado «asesorando» durante años a varios gobiernos «bolivarianos», reforzándoles el discurso de la Leyenda Negra antiespañola que previamente sostenían: una España considerada como «Estado Español» que es en realidad una «cárcel de pueblos», un «país de países»; la apología de los terroristas de ETA como «valientes luchadores contra el sistema» [sic], defendiendo el «derecho a decidir» de un presunto pueblo catalán, gallego o vasco oprimido por el centralismo español, etc. Esta basura ideológica inoculada a varios países hermanos, dirigidos por gobiernos afines al denominado «Socialismo del Siglo XXI», para quienes varios de los componentes de la cúpula de Podemos han trabajado como asesores durante varios años, ha provocado un daño irreparable, tanto en la desastrosa gestión de los gobiernos como especialmente en el penoso ideario antiespañol difundido entre la población.

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Como es también sobradamente conocido, muchos líderes hispanoamericanos, no sólo Chávez y Maduro, sino también Evo Morales o Cristina Fernández, manifiestan un odio a España muy acusado, con políticas que operan desde una idea que considera todo el legado español en América como algo postizo; para ellos América es una entidad preexistente a su descubrimiento por España, evangelizada por algún Apóstol Santo Tomás o simplemente ocupada anteriormente a 1492 por chinos o egipcios que le habrían dotado de su verdadera cultura, siendo los españoles, en la línea de la Leyenda Negra ya citada, unos malévolos invasores, atrasados e incultos explotadores y esclavizadores de los que felizmente se habrían librado hace doscientos años los americanos (para caer sin embargo en manos de otros «opresores imperialistas», los Estados Unidos).

Como la concepción negrolegendaria de España alimenta la idea de su disolución, estas ideas que Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero y otros profesores del Campus de Somosaguas inocularon en sus sesiones de asesoramiento remunerado, no han hecho sino reforzar la propia idea que desde el indigenismo se sostiene sobre la madre patria, la Nación Española. Como el legado español en Hispanoamérica es en cierta medida irreversible (no pueden deshispanizarse sin más), la forma que encuentran para «resarcirse» de los «quinientos años de opresión» consiste en expropiar sin indemnización alguna las empresas españolas que operan en Venezuela, Bolivia o Argentina, expropiaciones que son verdaderos actos de guerra contra España, al tratar a sus empresarios como vulgares delincuentes y negarse a devolver la inversión realizada. Acciones aconsejadas por los asesores de Podemos, que son auténticos traidores a la Nación Española al alentar esas prácticas.

Sólo desde esta perspectiva negrolegendaria se entiende la calurosa acogida que Hugo Chávez primero y Maduro después han dispensado a los terroristas de ETA, figurando incluso algunos de ellos como cabezas visibles dentro de varios gobiernos «bolivarianos», y otros simplemente como «invitados», como el reciente caso de Ignacio de Juana Chaos. O el apelativo de «franquista» lanzado por Maduro contra nuestro Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, así como otras acusaciones sobre la precariedad social de nuestro país, que provocan vergüenza ajena viniendo de una Venezuela donde los asaltos y asesinatos, así como la carencia de algo tan básico como el papel higiénico, son el lastimoso día a día de esa nación hermana hispanoamericana…

Desde la Fundación Denaes hemos de ver con preocupación la solidaridad que manifiestan estos declarados enemigos de la Nación Española, más allá de otras cuestiones ideológicas que no hacen sino ensombrecer el peligro principal. Unos enemigos que, en el caso de Podemos, manifiestan su traición como españoles mediante el asesoramiento a gobiernos que han declarado su enemistad a la Nación Española, pese a encargarse de dirigir los destinos de varias naciones hispanoamericanas y por lo tanto hermanas de España. Por lo tanto, tomar represalias, del tipo que fuesen, contra estos declarados gobiernos enemigos de nuestra Nación es algo más que necesario.

Fundación Denaes, para la Defensa de la Nación Española.