Resulta inédito el editorial conjunto de 12 diarios de Cataluña tratando de
coaccionar al Tribunal Constitucional con oscuras advertencias «está en juego la
propia dinámica constitucional» y veladas amenazas «si es necesario, la sociedad
catalana volverá a articular la legítima respuesta de una sociedad responsable».

Resulta inédito el editorial conjunto de 12 diarios de Cataluña tratando de
coaccionar al Tribunal Constitucional con oscuras advertencias «está en juego la
propia dinámica constitucional» y veladas amenazas «si es necesario, la sociedad
catalana volverá a articular la legítima respuesta de una sociedad responsable».

Ante esta coacción intolerable para someter la independencia del Tribunal
Constitucional al arbitrio de un proyecto político, desde la Fundación DENAES hemos de matizar sin embargo que hoy no es el día para criticar al citado Tribunal. Ha de ser otro el momento para ejercer la crítica al Constitucional y solicitar la variación de las reglas de su conformación. En cualquier caso, queremos recordar lo siguiente:

Que el pacto sobre el que se configura nuestro Estado es el pacto constitucional,
refrendado abrumadoramente por todos los españoles en 1978. Por esta razón, y
utilizando también la terminología latina pacta sunt servanda.

Que la Constitución reconocía que España es una nación formada por ciudadanos libres
e iguales y no por territorios.

Que una de las virtudes de la Constitución es su carácter abierto e integrador, pero
perfectamente definido en lo que respecta al modelo de Estado aprobado por todos los
españoles, el autonómico, es decir, ni el federal ni el confederal.

Que la difícil situación a la que se ha llegado al tener el Tribunal Constitucional
que pronunciarse sobre un Estatuto votado por los ciudadanos de Cataluña hubiera
podido evitarse si, tal y como se advirtió durante su tramitación, se hubiera
aceptado recuperar el Recurso Previo, que hubiera permitido al Tribunal
Constitucional pronunciarse de modo anterior a la votación. Evidentemente no se hizo
porque se pretendía utilizar el finalmente escuálido referéndum -apenas un 35% del
censo lo refrendó- como un arma de presión sobre el Tribunal.

También hubiera podido evitarse llegar a esta situación si el espíritu con el que se
tramitó su reforma hubiera sido de consenso como siempre había sucedido en las
reformas que concernían al modelo de Estado. No hubo consenso ni siquiera en el seno
del Gobierno catalán que dividió su voto, ni tampoco en el Parlamento nacional, ni
en el Senado. Es necesario recordar que no se aceptó ninguna enmienda del Partido de
la oposición que representa a más de 10 millones de españoles, algo inédito en
nuestra historia democrática.

Los siete recursos que se platearon ante el Tribunal Constitucional: el Partido
Popular, el Defensor del Pueblo y cinco autonomías, entre ellas la de Aragón,
demuestran los evidentes problemas de constitucionalidad del Estatuto aprobado.

Los símbolos nacionales son de todos los españoles y representan los derechos y
libertades de todos los ciudadanos. El ejercicio del legítimo respeto a la
pluralidad reconocida en la Constitución (instituciones, idioma o tradiciones) no
puede utilizarse para restringir o coartar los derechos y las libertades de los
ciudadanos o para imponer proyectos políticos excluyentes.

Por último queremos afirmar que el nuevo Estatuto es una parte esencial de un
proyecto político que supone un grave quebranto y retroceso a la necesaria
internacionalización de la economía de Cataluña como reflejan los datos después de
tres años de vigencia del mismo.

En definitiva, para DENAES el editorial es un ejercicio de ilegítimo golpismo
mediático con la única intención de presionar hasta niveles intolerables la
independencia del Tribunal Constitucional.

El legítimo derecho a la discrepancia sobre la doctrina que pueda emanar finalmente
de la Sentencia no impide que, una vez más, reconozcamos y apoyemos la independencia
del Tribunal Constitucional.

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA