No sería impropio que la Iglesia se implicara en la continuidad histórica de España. Porque eso es lo que hoy está en juego.


cisneros-cardenal.gif¿Y por qué no podría la Iglesia defender la unidad de España como un bien moral? Es sorprendente que ese anuncio, luego desmentido, haya generado tal polémica. Más sorprendente es aún que no surja una polémica gemela cuando el episcopado catalán o vasco se alinea con los nacionalismos locales. Mal que les pese a quienes desearían reescribir el pasado según el gusto del momento, la historia de la Iglesia no se puede escribir sin la historia de España, y viceversa, la historia de España es incomprensible sin la referencia del catolicismo. Desde la Reconquista hasta la evangelización de América y Asia o la lucha contra Napoleón, y eso por no entrar en nombres propios, la trayectoria de España y la del catolicismo mantienen vínculos estrechísimos. Esto no significa que deba existir una relación de dependencia: ni el Estado debe ser confesional, ni la Iglesia debe bendecir una forma de Estado concreta. Pero sí que existe una suerte de solidaridad de fondo entre la herencia histórica de España y la proyección pastoral de la Iglesia. No sería impropio que la Iglesia se implicara en la continuidad histórica de España. Porque eso es lo que hoy está en juego.