Sólo en España adolecemos de una izquierda que invariablemente se alinea, de manera visceral y acrítica, con el primer rebote antinacional que se le pone a tiro.


Es desolador que los nacionalistas-socialistas catalanes hayan convertido al atrabiliario Rubianes en emblema de su talante: “Rubianes somos todos”, decían las camisetas exhibidas en esta Diada. Desolador, sí. Pero aún más demencial es que otros sectores de la izquierda española, como la muy institucional Comisiones Obreras, hayan anunciado que apoyarán –siempre, por supuesto, con dinero público– al lenguaraz cómico. ¿Será posible aportar un poco de sensatez entre tanto dislate? Un episodio como este sería absolutamente incomprensible en cualquier país europeo. Sólo en España pasan cosas así. Y sólo en España adolecemos de una izquierda que invariablemente se alinea, de manera visceral y acrítica, con el primer rebote antinacional que se le pone a tiro. Las mentes más lúcidas de la izquierda española, que las hay, tienen que reaccionar. No es posible que personas inteligentes avalen tesis tan grotescas –o algo peor– como que “Rubianes somos todos”, por no hablar de aquella otra según la cual “Otegui es un hombre de paz”. Sobra demagogia, propaganda y prepotencia; falta sensatez y responsabilidad. No todos son Rubianes. Que hablen cuanto antes, por favor.